
hagamos que, de repente, no importe nada más, (porque te pienso aún cuando no lo hago)
que no duelan las estocadas finas ("y para verte, tenía que mirarme")
que no lastimen los cristales al estallar... (un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas)
Se destiñe el Cielo en la lágrima perpetuada (andábamos sin buscarnos...)
en el rostro de virgen amamantada (pero andábamos para encontrarnos...)
el amor vertido en pesadillas de living room (me olvidarás antes que yo)