“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”
domingo, 23 de enero de 2011
Ser amateur no significa sacar fotos con una Polaroid,
sino amar y amar
Indio Solari.-
Llegado un punto, uno se pregunta si esa decisión que tomó, si ese camino que eligió, refleja un verdadero cambio de rumbo para eso que se supone es su vida. ¿Camino? No existe tal cosa, existe el caminante siendo árbitro de sí mismo, siendo juez de sus palabras, siendo testigo de los otros. Son esas decisiones más allá de un "sí" o se un "no" que nos hacen reflexionar sobre lo que somos y queremos. Entonces, luego de mucho reflexionar, quizás sepamos que no hay más allá, que él más allá es la nada, que lo que nos queda es el día a día y que el resto son trampas metafísicas que creamos con el mismo sentido por el cual se creó la religión: el miedo.
El miedo y yo nacimos gemelos, dijo Hobbes. Yo podría decir, la curiosidad y yo hemos nacido hermanas. No me conformo con la explicación de la vida, con saber que lo que ella es no es más que un enorme signo de pregunta. Me cuesta mantenerme helada frente a los interrogantes, me cuesta no buscarle la praxis a las frases hechas de la filosofía o del socialismo.
Hoy me siento curiosa sobre las decisiones que tomaré mañana. Una vez Keka me dijo "Las decisiones se toman una sola vez, y para toda la vida. Yo no tomo muchas decisiones, yo tomo una y esa marca todo lo demás. Por eso me casé, por eso vine a Buenos Aires, por eso tuve hijos, por eso ahora te cuento esto.". Las decisiones son un manojo de hilos que uno teje y son ése manojo y sólo ése el que nos permite armarnos un entretejido lo suficientemente fuerte como para sostenernos sin caernos periódicamente. Éso me quizo decir. O tal vez, simplemente, que es demasiado testaruda como para admitir que se equivocó.
Yo creo que nunca tomé "decisiones". La palabra decisión me suena a un artilugio racional y pensado, a tomar un camino, a descartar otros. Ni siquiera cuando elegí una carrera. Pero yo nunca "elegí", por lo general seguí a mi corazón, a eso que tampoco sé bien que es, pero lo siento como si fuese eso a lo que llaman corazón. Cuando dejé a Nicolás y empecé mi conexión con G, que ya existía de antes, no creo haberme tomado ese tiempo dle que tanto me hablaban "para pensar y elegir adecuadamente". Yo simplemente lo hice. Es algo fatídico estudiar mis movimientos. Tal vez porque puedo difícil de predecir, pero además porque me cuesta reproducir los modelos que rigen esta sociedad, aún los más simples. Sólo uno parece que me gusta asimilar, y es el del noviazgo, aunque aún ése me sofoca de vez en cuando y es por eos que requiero de una persona que entienda al máximo mi libertad, como lo es G.
La libertad es un principio de reciprocidad. No creo que ser libre implique coartar la libertad del otro. Nos han enseñado de muy pequeños que nuestra libertad termina cuando empieza la del otro. Pero si así fuese seríamos enemigos, y si somos enemigos será imposible construir cualquier tipo de relación. Todos estamos relacionados. Formando ese entramado que se supone es la sociedad, donde todos esos pequeños "ego-poder" que somos cada uno interactúan. se relacionan, y algunos se conectan.
Uno elige entonces. És ese el salto cualitativo que nos hace diferir a los animales. Uno elige. Pero, hilando fino, tampoco es cierto. Yo no elegí nacer, yo no elegí vivir, yo no elegí mi nombre, no elegí a mis padres, ni la historia de nuestra tierra, ni este universo, ni estar escribiendo esto lo elegí porque no haber tomado decisión sobre todo lo anterior todo lo que le siga es una serie de eventualidades que forman parte de una enorme cadena, que en todo caso podré hacer que me guste más o menos, pero dudo que hayamos elegido lo que hoy día tenemos.
Pero entonces. si no elegimos no somos libres. si no somos libres, por qué vivimos. y si somos esclavos, por qué no liberarnos.
Yo creo que el ser humano tiende a la libertad, porque tiene la idea de libertad, tiene el sentimiento de libertad, aún sin entender lo que esta significa. No posee esas ideas de manera innata, claro que son construcciones, pero sé que el hecho de tomar conciencia sobre el dolor y placer le da una pauta que tienen a aproximar la libertad a aquello que más placer le de, aunque hay personas a las que el dolor les da placer pero en esos casos aplicaríamos la misma regla. El ser humano es como un número infinitesimal, tendiendo siempre al infinito y condenado a no serlo por su propia finitud. Duele ¿Verdad? A mí no, a mi me encanta sabernos a sí, aunque todo el tiempo lo cuestione.
Al fin y al cabo, el ser humano se siente pero no es. Hay una diferencia, lo hemos repasado con G, hay una diferencia entre Sentir y Ser. Ser es plenitud. Sentir es percibir. Dos S y dos P. Las letras y nosotros, G, en efecto nos han impactado demasiado.
Si el ser humano (que acaso es SER humano) es una entidad no plena buscando todo el tiempo esa plenitud que le permitiese cumplimentar con ese desginio de ser, entiendo que por eso necesita de decisiones, de atar cabos y cadenas a sus pies y a sus manos para poder permanecer fijo y no en eterna mutabilidad de principios. A mí aún me cuesta mantener estáticos mis principios, tal vez porque estoy redescubriendome constantemente, ese redescubrir constante me hace sentir demasiado pero ¿qué soy?
Soy, lo que siento.
No puedo Ser sin saber Sentir primero. No puedo conocer, sin sentir. Me cuesta quedarme con la fraseología idealista, necesito la praxis para formar parte de eso que está en constante cambio y la par de trabajarlo estar en constante cambi yo. La única forma de comprender al mundo, parece ser mimetizándose con él. Pero en ese mimetizarnos no debemos perder la identidad. ¿He dicho Identidad? ¿Qué carajo significa? ¡Identidad! palabra bonita y llena de colores, como trascendencia, como amor, como todas las turas (Gracias, Julito) y yo veo a las palabras como si fuesen estallidos de pintura sobre un lienzo transparente.
Me ha costado trabajar ése tema. El de la Identidad. Y es que en general he sentido siempre que puedo ser todos. No soy sólo Natalia, puedo ser -partiendo de Natalia- lo que sea que quiera ser. Y es que, de niña, quise serlo todo. Todo me alentaba a ser todo. y ser siempre la primera en todo aquello.
Por un sinnumero de influencias que no mencionaré, he llegado a la conclusión de que lo más aburrido que podría sucederme es serlo todo. En la carencia parece hallarse la distinción. Y no es la distinción del lujo burgués, es la distintinción del ser individuado.
Una conexión como la que yo tengo con G, sólo se logra partiendo de que en esa reciprocidad que mantenemos cultivamos nuestras personalidades individualmente, para luego conjugarlas en lo que somos " de a dos".
Los problemas que surgen, que son los que mueven a todo tipo de relaciones al avance en determinadas direcciones y no otras (yo digo entonces que son los problemas los decisiorios y no la voluntad psico motora la que nos indica para donde ir) aparecen cuando comenzamos a combatir ese espacio. Soy especialista en combatir espacios, tal vez porque soy demasiado celosa de mi propia libertad.
Libertad cadena, G. Hablamos mucho de ese principio. Y del ensayo sobre la trascendencia que se supone será mi tesis doctoral.
En cualquiera de los casos, ya no recuerdo por qué ni cómo comencé este escrito. sólo sé que quiero una cámara de fotos y salir a hacer mundo. Uno hace mundo mientras lo fotografía, antes de eso, parece no existir.
N.
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