“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

domingo, 22 de febrero de 2009

—No vas a contarle lo nuestro, ¿verdad?—No lo sé. De verdad. Durante los últimos minutos en el salón, no he hecho más que preguntarme qué es lo que más quiero en la vida. —Le apretó la mano—. ¿Y sabes cuál fue la respuesta? Que te quiero a ti. Que quiero que estemos juntos. Te amo y siempre te he amado. —Respiró hondo y continuó: —Pero también quiero un final feliz, sin herir a nadie. Y sé que si me quedo, lastimaré a algunas personas. Sobre todo a Lon. No te mentí cuando dije que lo quería. No me hace sentir las mismas cosas que tú, pero le tengo mucho afecto, y no sería justo que le hiciera esto. Si me quedo aquí, también haré daño a mi familia y a mis amigos. Sería como traicionarlos a todos... Y no me siento capaz de hacerlo.—No puedes supeditar tu vida a los demás. Debes hacer lo que consideres mejor para ti, aunque con ello lastimes a tus seres queridos.—Lo sé —respondió Allie—, pero tendré que afrontar mi decisión, cualquiera que sea, durante el resto de mi vida. Para siempre. Tendré que ser capaz de seguir adelante sin mirar atrás. ¿Me entiendes?Noah sacudió la cabeza y trató de mantener la calma en su voz.—No. No si eso significa perderte. No quiero volver a perderte. —Allie bajó la vista en silencio, y Noah continuó: —¿Podrías dejarme sin mirar atrás?Allie se mordió los labios antes de responder con un hilo de voz:—No lo sé. Puede que no.—¿Sería justo para Lon?No respondió de inmediato. Se levantó, se secó las lágrimas y caminó hasta el borde del porche, donde se apoyó contra una columna. Cruzó los brazos y miró al agua del río antes de contestar en voz baja:—No.—No tiene por qué ser así, Allie —dijo Noah—. Ahora somos adultos, y tenemos la oportunidad de elegir que no tuvimos antes. Estamos hechos el uno para el otro. Siempre ha sido así. —Se acercó y le apoyó una mano en el hombro. —No quiero pasar el resto de mi vida pensando en ti, imaginando cómo hubiera sido vivir contigo. Quédate conmigo, Allie.Los ojos de ella se llenaron de lágrimas.—No sé si podré —susurró.—Claro que puedes... Allie, nunca seré feliz sabiendo que estás con otro. Eso me mataría. Lo que hay entre nosotros es extraordinario. Es demasiado hermoso para echarlo por la borda.Allie no respondió. Al cabo de un momento, Noah la obligó a volverse hacia él, le tomó las manos y buscó sus ojos. Ella finalmente lo miró con los ojos húmedos. Después de un largo silencio, Noah le secó las lágrimas de las mejillas con una expresión de ternura en la cara. Leyó sus pensamientos y preguntó con un hilo de voz:—No te quedarás, ¿verdad? —Esbozó una pequeña sonrisa. —Quieres hacerlo, pero no puedes.—Ay, Noah —dijo ella, echándose a llorar otra vez—. Por favor, trata de entenderlo...El la atajó, sacudiendo la cabeza.—Sé lo que vas a decir, lo veo en tus ojos. Pero no lo entiendo, Allie. No quiero que esto termine así. Pero si te vas, los dos sabemos que no volveremos a vernos.



“El cuaderno de Noah”, Nicholas Sparks

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