“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

martes, 24 de noviembre de 2009


Lo recuerdo por cómo te reíste cuando te expliqué, con seriedad académica, que mi flor favorita era el diente de león. Será que cada vez que cruzo la calle y a mis costados hay uno de esos, se me da por soplar esos dientitos y verlos volar, encantada. La vida me enseñó demasiadas veces cómo el hombre va perdiendo su capacidad de sorprenderse ante las pequeñas cosas... Que el alma no quede sumida en ese letargo que es una horrenda agonía para el espíritu. Podemos perderlo todo, podemos arruinarlo todo, pero por qué reducir el alma al polvo que barremos debajo de la cama...



Lucifernia se acuesta sola en su cama,
duerme para despertar
de la pesadilla,

enredándose las piernas
con sus fracasos de living room,
y la belleza de sus labios
donde muere cada beso
que nunca-todavía dio...

Lucifernia recuerda esta noche
(las recuerda esta noche)
Y es casi triste verla reír
mientras no están...


susurros



derramando



cosquillas


en la espina dorsal








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