(- No, mamá, no es algo que me cure un Ibuprofeno)
II
Para G
Querido Sartre:
Qué ironía, vivir y enamorarse, sufrir y ser feliz. Cuán ilógico parece visto así, que vivir sea la búsqueda de una verdad y enamorarse sea encontrar esa verdad en el otro. Sufrir. Es imposible no hacerlo. Es imposible, también, no ser feliz. En tanto la ausencia de sufrimiento ¿Es Felicidad? en tanto la presencia del mismo ¿Es no ser feliz? Cuánto idealismo alrededor de dos términos que por lo vastos no caben en un cuerpecito de hombre. Pero el hombre no es sólo cuerpo. Pero podemos ser, o no, concientes de ello, en la medida en que nos facilitemos el acceso a esos estados que son las más de las veces atajos para relacionar el yo con el mundo, el mundo con el yo, para evitar el aislamiento es necesario el choque de fuerzas.
Qué mediocres estas letras, y no digo las letras, sino quien las escribe. Qué pérdida enorme para el mundo si dejás de escribir, G, porque lo hacés hermoso. Qué increíble saber que esto escribo y esto leés, y quizás lo que yo llamo amarte es una suerte de dialéctica que nos acerca como saltando en una Rayuela (desde lejos y camino al Cielo) pero sin saber dónde caerá esta vez la piedrita.
Lo que sé es que no importa cuán lejos estemos. Mi verdad es la tuya también. La Libertad no se nos volverá en contra, porque lo que ocurre con nosotros no es vano ni meramente contingente, somos dos seres reconocidos en su absurdo y en búsqueda de casi lo mismo. Esa sinergia que nos generamos. Ese amor que nos tenemos. No hace falta mentirte y decirte que todo es mejor cuando estoy a tu lado, yo sé cómo las cosas son y desde que estoy en este espacio donde me siento tan cerca de vos sé que sean como sean – vistas así, en su gratuidad, en su esencia – no me perderé en ellas. Me duele lo incierto, lo cambiante. No parezco de este mundo. A lo que todos se han adecuado, yo aún me resisto. Cuánto libro de bolsillo en cada palabra que digo, cuánto de inadecuado, de prohibido, de suerte de principiante. Sin embargo, lo releo, y cuánto de cierto, cuando de mi, de mi, de eso que soy, de eso que no, de eso que seré. El orden del mundo, un desorden privilegiado, se retroalimenta de vidas y muertes y tiempo inventado. ¿Por qué tantas farsas? Ya estoy cansada de todo ¿por qué seguir viviendo?
Entonces, entiendo como Sartre que soy lo que todos son y lo que ninguno es. Existencias, seres, solos, perdidos, más, menos. ¿Algo de todo esto tiene sentido? Morir me sería tan innecesario como nacer.
Cuando estoy delante de mis alumnos, ¿algo de lo que les digo tiene sentido? ¿Algo trascenderá? ¿En verdad me oyen, o es sólo un simulacro? ¿Vale la pena?
La realidad es que en cada clase descubro cuánto me gusta enseñar, sentir que en el momento en el que el alumno comprende algo en su mente viró diferente y en ese instante sabe algo más del mundo (o es conciente de lo poco que sabe y se encuentra sabiendo nada de éste).
Esta carta es un absurdo, lo son estas palabras, lo soy yo misma. ¿Cómo un ser humano puede sentir en sí emociones y sentimientos, ese lenguaje de mundo, que no cabe en un cuerpo sino que se expanden de manera infinita y uno no alcanza a retener en sus manos? ¿Qué clase de perversión la del supuesto Dios, la de la supuesta naturaleza, la del amor del padre a sus hijos?Me mareo, los ojos me duelen, me duelen los ojos, es un desierto de insolación éste. Ya lo he dicho antes, qué mundana manera de decir que estoy triste.
No quiero convencerme del dos más dos, del sí y el no, del ying y el yang.
En esa búsqueda estás también vos, G. No importa la nebulosa ni el ojo de la tormenta. No me interesa, no me interesa, no quiero. Te tengo, no te vayas.
Consejos de un ausente: seamos audaces, todavía audaces, siempre audaces. No importa el miedo, el miedo no existe.
N
1 comentario:
No me gusta, no tiene swing... Tiene alma pero no galope, es un corazón que no late. A veces no sé por qué subo estas cosas. Qué necesidad de dar a conocer obras tan lejanas de la trascendencia. Y sin embargo es un grito que divulgo. Y de pronto me doy vuelta, y ya no estoy.
"desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!"
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