“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

viernes, 23 de octubre de 2009

N (V)



"Lo digo y lo repito hasta el éxtasis infinito de la palabra hecha melancolía…
Los días de lluvia son la condena para Poseidón, y no hay nada más bello que su reinado. "


A punto de caer dormida, recordó cada momento de aquella tarde. Como recortando y troquelando pedazos para armar un auténtico collage. Habían sido tres horas pasmadas en instantes infinitos. La sacralidad con la que recordó dicho acto la hizo reír, nerviosamente.

Cerró los ojos y pensó que ese secreto la desgastaría, quizás algo más. Recordó, con sentimiento de alienación, a Nabokov y al más pérfido y romántico Rimbaud…

Vaya… Se había construido un collage contemporáneo y perfecto. Mujer silogismo, mujer sofisma
¿Qué clase de artilugio te ha enredado en su trampa?

Un collage precioso y perfecto, salpicado de abismos entre dos cuerpos. Dos cuerpos que se adoraban a escondidas, socavando cualquier mínima imperfección altruista pero con una enorme distancia. ¿Cómo se podía estar tan cerca, al punto de agotar la propia esencia en un envase de otro, al punto de abandonarse al manejo de la propia vorágine en manos ajenas, y sin embargo estar tan lejos, sentirse tan ajena?

No le importaba… La verdad es lo que uno haga de ella… No le importaba, al menos no durante el día, no con la algarabía de farsas entretenidas que tan acostumbrados nos tiene la cotidianeidad impresa en hojas de pop Art y Art Nouveau.

Pero al caer al alba, al extenuarse el tiempo, la noche y sus enigmas insoslayables la engullían en detrimento de las partituras ensoñadoras. Se veía, para su desconcierto, obligada a aceptar el pacto. Era ley que cuando la medianoche hacía su aparición recordara su eterna misión de irse y mudar de casa para comenzar otra vida y desplegar su Arte en otros pagos.

Las sábanas ajenas empezaban a pesarle…


¿Desde cuándo se debía a los amantes? Les amants du havre y Amadís de Gaula. Decidido. Mañana se iba. Sí, demasiado chick - lit para su gusto… Pero apreciar la Libertad como a un cuadro de Rembrandt jamás había entrado en sus cánones (eso de ser normalmente convaleciente y convalecientemente normal)

Finalmente, se quedó dormida. Pero ni en sueños extravió aquél suceso, aquél encuentro.


N siempre se extravía pero su camino está hecho de extravíos...

1 comentario:

La Maga dijo...

Se me ocurre rescatar del extravío: Me iré de ti, pero tú no te vayas de mí. Porque me iré de ti como me voy de todo, sin que nada se vaya de mí.

((... ... ...))

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