“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

martes, 24 de noviembre de 2009




Elevó la voz tan alto
Que se le cayeron un par de letras,


Hicieron ruido en el piso


Y estallaron, rotas,

Describiendo sordas notas
De adorable desesperación

Susurró tan bajo
Que se derramaron silencios,

Quebraron la fragilidad del viento


Y perfumaron la tranquilidad,


Escapando a la incredulidad
¿Quién es tan idiota cómo para no oír los colores?
¿Tan incrédulo como para no ver la música?


Se enamoró tanto,

Tanto
y tan profundamente,

Que el Océano de su alma
Se pulverizó en cada despedida,
Cauterizando heridas
Sacrificó mentiras por verdades


Vivió tanto

y

tanto la vivió


Que se fundió con su destino
En una hebra de soledad




1 comentario:

Edu dijo...

Todos morimos en nuestro destino.
Un Saludo

Buscar este blog