“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

martes, 17 de noviembre de 2009



"Te amo aún cuando no te amo"

Un atardecer dorando el alba, despidiendo luz en todas las ventanas. Dolía como una melodía de Tchaikovsky sin terminar, una fiebre de Boquiat en su más hondo suspiro de bronca. Pulverizando su corazón los misterios de la vida que apenas estaba descubriendo. Un alma añeja con sabor a prohibida embalsamada en un cuerpo de poco más de dieciocho años (y un manojo de nubes y ramas atravesando el Cielo le recordaron lo magnífico de aquel cuadro de Renoir)
Brutalmente; la misma flecha que alguna vez la atravesó para herir su piel en lo más hondo y formar esas cicatrices que, como los recuerdos, son piel vieja que intenta cubrir nuevas heridas cada vez. Esa misma flecha atravesó los vestigios bellamente dispuestos de un corazón que, como el cristal, hasta en la forma de romperse era hermoso. Los instantes se detuvieron (¿Era acaso de noche o un eterno amanecer en sus brazos?). Las cicatrices de guerra que cubrían su rostro y que no quería (¿Por qué hacerlo?) maquillar, de pronto sanaron solas. Cuando una cicatriz sana en realidad sólo se confunde con la dermis, porque interiormente el alma se humedece. Pero al meno no duele, al menos no, duele. De pronto la soledad se puso demasiado petulante para su gusto. Y enamorarse, que antes le había resultado un juego de niños confuso y exhaustivo... Porque ya hacía un tiempo el amor le resultaba una mentira edulcorada, una pieza de Arte que se vendía bien... Enamorarse se convertía de pronto en una hermosa manera de descubrir al mundo, al mundo desnudo, al mundo en profundidad, al mundo en puntitas de pie cuando está a punto de secuestrar esperanzas dormidas.je tombe d'amour, ya no me suena a pavada.



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