“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

martes, 28 de julio de 2009

Espera

Te escribo desde la espera, con el corazón deshecho y contenido en cada palabra. Te escribo mientras te espero en la estación de siempre, sabiendo que esta vez es la última vez que te veo...
Pasarán los días, los meses y los años, y alguna vez te cruzaré y me encontrarás pensando que no cambiaste nada en todo ese tiempo. Eso es lo hermoso y lo horrendo de tí.
Mientras uno espera, el cuerpo envejece, porque el tiempo pasa y porque lo que pasa es el tiempo... Yo te esperé toda la vida y en toda mi vida te he amado, ahora te dejo partir y esta vez te digo hasta siempre. Porque con nosotros, es siempre un hasta siempre. Siempre es un... nos veremos pronto, o quizás no dentro de mucho... No es con todos así.
Pero esta vez sí tengo la certeza de que si te vas te vas para siempre... No de este planeta, no de esta ciudad, siquiera de esta barrio... Te vas de mí. Te avs a vivir a las estaciones en la que nos encontrábamos... A los parques de diversiones que visitábamos... A cada una de las salas de cine en las que estuvimos... A todos los otoños recorridos y hoy perdidos... A cada primavera en la que adorné mi cabello con un clavel... A cada beso desperdiciado y en cada sábana en la que nos encontramos... A cada amanecer y a cada despedida... A todo aquello que nos definió y que nos supo crear, acercar, y hoy: desvanecer...
Aunque las tristezas no las eclipse tu partida, sino que por el contrario las exacerbe hasta hacerlas casi insoportables, hasta obligarme a recordarte todas las mañanas y en las noches...
Aunque en cada espera me tope conmigo misma y el infierno de recuerdos al cual estoy atada. De entre todo eso, rescato de pasada, que hay hechos muy felices que me harán siempre feliz... Que te habré sabido mío, tan mío como de nadie, más mío que tuyo, y mas tuya que mía...
Mientras me pierda en los días lluviosos, intentaré soslayar la despedida de hoy, pero en los días soleados que se burlan de mi nostalgia recordaré casi burlonamente tus gestos y tu sonrisa de costado. Sólo por divertir al destino, sólo por despedazar los últimos retazos del corazón herido, que se sabe entregado y hoy perdido.
El tren ya llegó... Te bajas del vagón más lejano... Tendré que cerrar esta carta, tendré que verte ahora y enfrentarme a mi misma más que a vos. Porque a vos... A vos te conozco de toda la vida... Soy yo la que está sola ahora, soy yo a la que se le va la vida en un suspiro que me cuesta retener...
Lucrecia.



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