“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

martes, 28 de julio de 2009

Lejanía

Te escribo desde el tren, Estoy próximo a encontrarte... Seguramente tendrás alguna carta para mí también... Te sé impaciente y te reconozco de entre todos... Allí estarás, con el papel sujeto y de pie... Y mirame, aún no leo tu carta, pero aún así me apresuro a responder...
Si hubiera sabido que esto costaría tanto... Pero no hay escuela para amantes, ni legislación sobre despedidas... En este mundo todo puede ser programado y al parecer sólo el amor escapa al recetas clásicas y a la posmodernidad y su controversia...
Si alguien de amor sabe, ese soy yo. Porque el amor que me enseñaste no fue sino el mejor. Me lo enseñaste cuando yo no sabía amar, cuando yo creía que jamás aprendería a amar, a volar... Y de tu mano. Me enseñaste el mundo, sus caminos, las tarvesuras y los enigmas. Me enseñaste a vivir y a amar, me enseñaste a conocerte y a descubrirte. Y esa fue la aventura más linda de todas...
pero eso fue, una aventura...
Te conozco de siempre, y no te puedo mentir, y no me puedo refugiar, en nada más que en la verdad...
Y la verdad es que tengo otros proyectos... Y vas a pensar que me aproveché de vos, que absorbí todo de vos, que te dejé sin nada más que ilusiones y castillos en el aire...
Pero, de ser así, quiero que de vez en cuando nos encontremos ahí... Eso nos queda... El resto será historia pero lo recordaré por la noche, cuando esté solo, solo de tí de mí de Estela...
Estela no merece esto, y menos lo merecés vos...
Lucrecia... Nombre de flor y de nombre de niña. Niña que será siempre mía. Mujer que ahora es libre...
Algún día amarás a otro, Lucrecia. Ese día, quizás, yo vendré a tu corazón y quizás me perdones. Y quizás perdones esta partida.
Por eso, hoy y siempre, nunca y jamás,
Te amo.

Gabriel.

No hay comentarios:

Archivo del blog

Buscar este blog