“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

viernes, 4 de septiembre de 2009



El ángel del metro


Lo escuché y después lo vi.
Su voz azucarada es vagabunda de mi cabeza:
Esta es mi boca
Estos son mis pies,
Unas cuerdas viejas descansan en su guitarra
Chillan, y esperan una caricia de sus dedos sucios.

Lo escuché y sonreí,
Su falda larga, vieja,
El vaso vacío pendiendo de su cuerpo con una leyenda:
En ti confío Sagrado Corazón de Jesús.
Cantaba: Esta es mi boca.
Estos son mis pies.

La vi y qué ganas de decirle:
Esta es mi boca
Estos son mis pies.
Estas mis lágrimas y esta la moneda que te doy
Que vale menos de lo que tú, esta mañana
Me das con tu tonar.

El ángel bajó, se fue
Rostros apáticos esperan llegar a no sé dónde,
Algún lugar lejano, casa, escuela, trabajo.
Yo llego, acariciada por el ángel del metro
Empequeñecida por su voz.

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