
Y las veredas con las cenizas
del tipo que pasó con el cigarrillo,
Hojas de papel, frutos secos, otoño,
Cuando doblando la esquina se apagó
el fuego del tipo junto a la chimenea.
Cada tanto se rompen cartas,
se escupen palabras
y se sacrifican sentidos,
siempre solemnes y tácitos
Pero el insomnio no alcanza
para adormecer al olvido,
Y en realidad,
el hecho de que se escondan
no los hace menos prohibidos,
A los amantes escépticos de vulgaridad,
a los enamorados idiotas de sensibilidad.
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