
Y tu mirada de desesperación,
el perfume a imprudencia en la atmósfera
porque el precipicio estaba acercándose,
vos no estabas del todo segura de que lograra saltar
y yo inmóvil, casi con consternación,
estrellándome en mil pensamientos y una sola y vertiginosa sensación
y la heladera en la que se había convertido nuestra habitación,vacía,
la fatiga crónica que empobrece al espíritu
y los pasajes de un lado al otro de una conciencia a la otra,
de un latido inaudible y las pulsaciones lábiles
De pronto el monstruo en el que me habías convertido, y vos la sombra que jamás proyecté.
En ese instante, una pared, y más allá horizonte etéreo.
Al momento de saltar, la medusa cubrió mi vista, acaso en una extraña tormenta eléctrica, acaso envuelto en elegías.
Y desperté, cuando ya no estabas.
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