“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

domingo, 18 de octubre de 2009

La noche de los bastones...


"La realidad externa era fascista"
Por José Pablo Feinmann

Recuerdo que era de noche, pero no sé si hacía frío. Por la fecha del año, calculo, raro que hiciera calor. El calor estaba en nosotros, en nuestras discusiones. Discutíamos si existía o no la realidad externa. Éramos alumnos de Historia de la Filosofía Moderna; y estábamos, creo, preparando el final. Debía ser algo así; si no, no se explica que estudiáramos tanto y discutiéramos un punto tan, digamos, puntual. El punto era Descartes y su Discurso del método. Hay cierto momento en que Descartes se preguntaba si las cosas que él ve ahí fuera son verdaderas o si algún genio maligno lo está engañando. Entonces dice que son verdaderas porque él las ve, y si las viera y no fueran verdaderas Dios lo estaría engañando. Y Dios es bueno, no puede engañarlo. Se trata de una recurrencia a la veracidad divina. Pero hay un problema: para demostrar que hay cosas fuera del ego cogito porque Dios es bueno y no puede engañarme, tengo que demostrar que Dios existe. Y esto es fácil para Descartes. Porque dice: tengo en mí la idea de la perfección. Yo, que soy imperfecto, no pude haberla puesto ahí, donde está: en la conciencia. La tiene que haber puesto un ser perfecto. El único ser perfecto es Dios. Dios existe.
Esas eran nuestras reflexiones y nuestros temas de estudio y discusión: ¿Existe la realidad externa? ¿Sobre qué intenciona la conciencia fenomenológica? ¿Sobre la realidad externa? ¿La conciencia determina la vida o la vida a la conciencia? Pero, la realidad externa, ¿Existe?

Salimos de la facultad. Bué, nos hicieron salir. Bajamos porque estalló el infierno. Había entrado la cana. Filo estaba en Independencia. Los canas habían hecho una doble hilera y por ahí, por el medio, teníamos que salir. Nos gritaban: comunistas de mierda, zurdos podridos y judíos de mierda, esto... "Judíos de mierda", esto y mucho más, mucho más... porque, según nos enteramos después, el golpe venía muy católico, muy a lo Santo Tomás, muy Filosofía medieval (y nosotros ya estábamos en Filosofía Moderna). De pronto un cana le encajó un bastonazo a uno. y a otro. Y a otro más. Nada demasiado grave. En otras Universidades fue peor. Pero cuando salimos a la calle, cuando corrimos hacia la esquina, cuando nos subimos al bondi y pudimos respirar tranquilos y hablar de nuevo, ya teníamos algo resuelto para siempre:

La realidad externa existía.
Y no sólo existía: te puteaba,
te cagaba a palos


y era fascista.



1 comentario:

La Maga dijo...

No era muy filosófico pero sí práctico: se intentó en la Noche de los Bastones Largos detener la atropellada de la caballería. Los estudiantes platenses tenían una ingeniosa Intifada en mente: bolitas de vidrios que tiraban a los cascos de los caballos. Los detuvieron para espanto de los militares. La imaginación al poder.

((... ... ...))

Archivo del blog

Buscar este blog