“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

sábado, 31 de octubre de 2009



A N le gustaban los días de lluvia, esa horda de nubarrones grises que al chocarse generaban aquél estruendo y romántico chaparrón. N se recostaba al lado de la ventana, a desperezarse entre cubrecamas rosados y sábanas blancas bien tendidas (A su lado el gato blanco) Vaya cuadro de Moureau ¿Y por qué no de Signac? ¡Mentira! Era bien a lo Lichtenstein, mientras hablaba por teléfono y de fondo el sonido de las gotas repicando, N estaba en éxtasis… Qué lindo era el cielo gris y la estrella federal cada vez más alta y matizada, cual óleo sobre tela de Van Gogh en 1889, creciendo en el patio entre los herrumbres de las herramientas de construcción.
Y N suspiraba in what a wonderfull Saturday afternoon… Sentía unas terribles ganas de Astor Piazolla y zapatos de tacón. Porque Lunes vuelve lo rutinario, lo terriblemente estúpido y empaquetado con afiches de pop - art y la cultura capitalista occidental que Marx y Libia tanto le habían enseñado a odiar (pero, no por eso, a dejar de pertenecer) Y es que la escuela ya le resultaba aburrida, tan aburrida, tan a b u r r i d a … Tanto le faltaba Arte, tanto le faltaba Música, tanto le faltaba Libertad…. Y N estaba repleta de ellas, repleta y colmada hasta rebalsar. Y Amor… Amor a borbotones, amor hasta llorar por la intemperie de los corazones sostenidos en acordes imbuidos por locura y originalidad. Aunque ese sk8 or die, le había costado raspones.
¿Qué más podía pedir? ¡Las Luciérnagas! Faltaban ellas, y nada más… Volvió a escribir un par de versos sobre Lucifernia, y le dio gracia su propio estereotipo camp.
Hoy la lluvia le había impedido salir ¿Por qué? Porque sí. En realidad la lluvia nunca era un impedimento, no hay nada más bello que caminar y mojarse, que garúe con tesón y deslindarse de cualquier realidad ansiolítica que subyugue al espectro propio. Magia cromática con el telón gris de fondo, explotaban los complementarios y N estaba mas hecha nube que nunca…
Una cámara, le faltaba una cámara… Encapsular entre luz y sombras fragmentos de mundo olvidados en esquinas, entre cafés y bares, cielos y casitas, gente y rostros, mentiras o certezas… Podría fotografiarlo. No a lo Rembrandt, más a lo Picasso, más a lo Matisse.
Atardecía… Atardecía con luces crepusculares (nada más bello, léase, Sol rojizo detrás de nubes amarillentas) No existe obra de Arte más bella que la que el mismo escenario natural ofrece. Aquél Cielo salpicado por nubes esparcidas, aquél dominio de la claridad lumínica y las hojas humedecidas reestrenando su verdor en la avant premiére de la vereda.
Basta de encierro, basta de tecno logizadas relaciones, basta de cronogramas y debido respeto por conservadurismos ensalzadores de tradiciones. Basta. Gritar. Escupir. Estallar. La revolución comienza de la mano del Arte, en la Ideología, en la Cultura, en la Expresión. Y N debe su existencia y su proyecto de vida a esos pilares fundamentales que derogan la causa de la opresión. La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos, había dicho Ale Pizarnik. ¿Y qué más bello que aquél malvón apresando aquél rojo que con su intensidad parecía escaparse de los bordecitos de cada flor?
N quiere escapar, sólo por escapar, sólo para transgredir, nada más bello que suspenderse fuera de la vorágine y apreciarla desde lejos, como saludándola al partir…
N llora por dentro por esa resistencia, por qué no soltarlo todo y salir…
Soltarlo todo y salir…
Por empezar, las Letras no la soltaban a ella jamás.

1 comentario:

Paola dijo...

Cuanta mágica realidad brota de tus labios o de tus manos que escriben... me encanta!

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