“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

sábado, 24 de octubre de 2009

Sinfonía



Beso tu boca. Tus labios curvados sobre los mío, tu lengua retenida en el roce de la mía y la respiración hecha y deshecha en el hálito, la fiebre.
Y me alejo, casi repentinamente, suspirando trozos de alma y callada por la algarabía del corazón latiendo fuerte.
Mis manos galopando en tu rostro, tu cuello, tus hombros, tu torso.
Tus manos desfigurando figuras en mi piel, en mis brazos, en mi cintura, en mis piernas.
Y queremos ir más lejos, pero es tan hermoso detenerse allí… Demorarse allí, profundizar la desesperación, herrumbrar los sentidos entumecidos, exacerbar lo que está por venir y recomenzarlo hasta no poder más. Como cada vez que estamos así de cercanos, como cada vez que suena ese jazz y en tu habitación la ventana está a medio abrir. El alma parece quedar entre los dientes, y ni siquiera la presencia de condiciones nos permite detenernos.
Adoro que seas el orfebre de mi ser, de esta aleación entre vos y yo llevado a lo metafísico. A un Giorgio de Chirico con argamasa en sus manos. La solidez de nuestra letanía romántica es claramente una frecuencia insoslayable. Y discutir sobre el Moonlight de Beethoven o el Clair de Lune de Debussy, o Edith Piaf y Janis Joplin.
Beso tu boca. No evito reír hasta que me retengas en tu cuerpo y tus besos salpicados me derritan el cuello, hechando viento y limpiando de impurezas la región. Entonces te muerdo, te muerdo y me hago fiera, me hago luz y sombras que se repliegan y embates contra la mentira o la pulcritud. Porque en ese juego, en ese rodeo de cíclopes, en esa circunstancia imberbe y sabia, nada es más puro que vos y yo perdiéndonos uno en el otro, saliendo fuera de sí y siendo más que nunca lo que siempre fuimos y quisimos ser.
No hay estorbos, no hay mentiras.
En lo más recóndito hay delirios que van cobrando vida y fantaseamos con quedarnos a vivir en ese eterno devaneo de instantes clausurados y que nos clausuran.
Pero no podemos claudicar, es nuestro juego, y competimos por ver quién ganará.
Pero Chi semina vento raccoglie tempesta, entonces las sábanas quieren descubrirnos.
Seulement je veux être avec toi, mi amor... Lo demás llegará solo.
Y vaya ternura con la que desparramas y juntas cada pedazo de mí. Desesperando en el minueto, a punto de romper la Suite... ¿No es Arte ese ir y venir de encuentros de sensualidad enhiesta en la más pura de las demostraciones?
Un artista y su obra, trascienden. Tenemos el lienzo más hermoso para estallar en escorzos, diagonales y ondulaciones. Cada dedo es tinta en mi mano, cada dedo es acrílico en la tuya. Esa dulce debacle, llena de frases y acercamientos me llenan de felicidad y de nuevos escarmientos para mi frivolidad... Has derramado la última copa de cicuta destinada a mi integridad. Ahora solamente soy, soy yo, soy...
Beso tu boca. Y el soliloquio de mi corazón se hizo canción ¿no ves? Cest moi, cest moi...
je tombe d'amour, ya no me suena a pavada. Aunque mi visión sigue siendo la más particular de las avanzadas.
Beso tu boca. Me sostienes en ese mismo instante. De pronto manantiales de agua dulce, de pronto sumergidos en torrentes, de pronto blanco y negro, negro y rosa, blanco y esténciles sobre las hojas, otoño y verano, tu cuerpo y el mío.


3 comentarios:

La Maga dijo...

Nada más que un infinito de esperas y el fin de un infinito de esperas. Nada más.

Paola dijo...

Simplemente esto me parecio HERMOSO

Madrigal dijo...

Las frases q utilizas, lo estilizado de ellas y tu forma de expresar sensaciones y sentimientos solo tengo una palabra para decir lo que sentia mientras leia tu escrito:FASCINANTE

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