
"Es una estación la vida en la que esperamos por nuestro tren. Rostros sin nombre, cultos sin rostros, y casi siempre una promesa depositada al revés. No envíes postales, envíame la vida sellada con una carta que diga que me devolverás la mía... Quizás alguna vez, como las libélulas del verano y como las noches de invierno que se pueblan de bichos, de suelo, de cuerpos y de cumbres... Las cumbres que no he visitado se me acercan y llenan mi casa de herrumbres, sólo para recordarme que siguen allí..."
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