
"Le dolió hasta verse a sí misma, vomitando restos putrefactos
de su propia identidad. Sin esperanza y sin sentirse más allá...
Escupiendo pedazos de alma. Las náuseas de lo cotidiano. Y
entre tantos sabores ajenos, sintió el asco de saborear la
muerte. Y casi deja de respirar, ciertamente, cuando descubrió
que era su paladar el destinado a ello..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario