“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

sábado, 8 de agosto de 2009

Se deshace en mi boca el sabor a placer,
sabor agridulce, con gusto a excepción...
se funde hasta confundirse con el piélago de mi cintura,
Para unirse a mi cuerpo sin ninguna condición...
y cuando roza mis caderas, casi escapa en un suspiro,
Perdonando a la vida bostezar hechizos,
Y si detienes esa brisa que sea para convertirla en viento,
Para hacer descender el calor que hace transpirar mi cuerpo...
y que llegado el momento, siga bajando hacia mis piernas,
Para que clandestinamente, puedas jugar entre ellas,
y cuando llega a mis piernas nunca abandona el calor su frío,
porque no hay prohibición para las ilusiones corpóreas,
que salpica con agitación la fantasía y un secreto prohibido,
No hay restricción al secreto, no habrá traición en absolver al olvido,
Uno que llevo conmigo, uno para gritar en secreto,
Ven y captura uno a uno mis gritos, sólo para despertalos y jugar con ellos...
y rescata de entre la oscuridad una palabra sin sentido,
sino un suspiro, sino un gemido, la eucaristía de nuestra complicidad
Prière, le plus savant...
Continúa ese sabor entre mis labios,
mientras me inunda el deseo mis brazos,
las manos que descubren manos,
los cuellos que respiran cuellos,
la debacle hecha de besos,
Entre nosotros no habrá restricción...
Y la brisa hecha viento solano, despedazando los poemas viejos...
Sonando un tango de lejos,
escuchando afinados los lentos,
Repasando casi secretamente,
jugando mi mente,
arañando y despeinando cabellos.
Curioso juego que alimenta mi boca,
dame ese elíxir, que sabe agridulce,
con bocandas de sensualidad,
que exacerba mi alma con desvestir al cuerpo
dejando caer las prendas, dejando respirar, dejando saborear
mi boca y el deseo...

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