“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

sábado, 4 de septiembre de 2010

Arte callejero. Hay que escupir la verdad.

¿Puede usted salir a caminar y ver niños hurgando en bolsas de basura? yo no.

¿Podés meterte en el medio de la avenidad más grande del mundo y de la ciudad más copia reventada de la cosmopolita París y olvidarte de notar al tipo que duerme entre los diarios y en el piso cagado de frío? yo no.

No, no me sale. Yo no nací para ignorar. Yo no nací para dejar las cosas tal cual están. ¿Y saben qué? Nadie nació para eso, el tema es que olvidarse de ese sentimiento natural que tenemos por la humanidad y por este mundo que nos recibió de buscar su protección y aspirar al bienestar común le está siendo redituable a alguien. A varios. Hay gente haciendo guita con el olvido de nosotros, y nada me ofende más. El resto no importa tanto, a mí me duele la gente.

- Nati, no te metas en cosas peligrosas... Vos vas a ser una profesional, una mujer de familia...
- No es meterse en cosas peligrosas, es decir, es defender lo que yo quiero...
- Hubo mas o menos miles y miles de jóvenes que decían lo que vos, y no les fue muy bien en el setenta... Hoy todavía lloran sus familiares.

Yo entiendo el miedo de mamá, y el dolor de todos aquellos que todavía buscan a los desaparecidos (que para mí no desaparecieron, están vivos como nunca, porque los reivindicamos, porque trascendieron... ELLOS querían que desaparecieran, a ése deseo hagamos resistir la voluntad de recuperarlos para tenerlos más presentes que nunca.) pero no puedo disimular la búsqueda de mi verdad. No nací para ser feliz en mi individualidad. La cosa es que la mayoría que alguna vez pensó como yo o le tocó vivir épocas jodidas como a mí, al tomar contacto con un mínimo de guita y de poder se olvidan de los ideales. Entonces que me llamen idealista, yo no me voy a olvidar.

- Má, son otras épocas... Obvio que peligros hay, pero yo no puedo...
- Sí, pero vos me hablás de Firmenich, de Perez Companc, no te metas con esa gente... Esa gente te puede amenzara, mirá si te matan...
- "Prefiero morir de pie a vivir de rodillas"
- Uh, Natalia, en serio, me asusta...
- Má, yo no voy a poner en riesgo mi vida. No te preocupes, mamá, no me va a pasar nada. Mirá a Gabriel... Gabriel me cuida.
- Sí, ustedes dos, con esas ganas que tienen de cambiar al país... Es algo que no pueden hacer dos, tres o cinco... Tiene que ser todo el pueblo, y todo el pueblo no se va a levantar, entonces conformate con viajar y disfrutar de la vida, cuando tengas hijos vas a querer que vivan sin riesgos... Eso es lo que yo y tu papa quisimos para vos siempre.

Yo te entiendo, mamá, te entiendo muchísimo. Ahora, yo no puedo vivir saliendo a la calle y viendo cuán poco le importa a la gente que los pibes se estén muriendo de hambre, que existan minas secuestradas en redes de trata, que los que afanan órganos por San Miguel no prueban nunca las rejas porque lo hacen con gente pobre y a la gente pobre nadie la reclama. A mí me jode muchísimo, a mí me duele. A todos nos duele en realidad, pero están todos tan zombies. Zombie. Como la canción de The Cranberries. "And you see... All their bombs... In your head, in your head, still fighting... " Ahora comprendo tanto esa canción.

- Má, yo no nací para ser feliz en mi individualidad. Y sé que sóla no puedo lograr una mierda. Pero fijate la carrera que estoy haciendo. Derecho. Al sistema para reformarlo hay que conocerlo bien desde adentro. Tengo herramientas para defenderme. Y cuando llegue el momento voy a tener más todavía... No quiero repetir todo ese aparato pelotudo de abogados injustos. Qué paradoja no? la Justicia. La Justicia. Dónde está y qué es. ¿Cuándo fue la última vez que te subiste a un tren y reconociste en los ojos de una nena casi sin vestirse los ojos tuyos, los de tu vieja, los de la humanidad ensimismada en que el éxito individual es a lo que uno tiene que aspirar? Decí la verdad, a nadie le importa esa pendeja. No, la verdad es que a todos nos importa, pero esto de olvidarnos de ese sentimiento le está redituando a alguien... No puede ser que el hijo de puta de Perez Companc mate a un pendejo que se le trepó a la reja y pueda silenciar al que sea con un llamado telefónico.
- Dale, andá, demandalo ni bien te recibas, capaz que con ese llamado te silencia a vos.
- Si me silencia a mí, se van a levantar mil.
- ¿De dónde los vas a sacar?
- No sé.

Es verdad lo que dice ¿Quién soy yo para mover una conciencia? A todos nos corresponde mover conciencias. Arte callejero. Hay que arrojarse a la calle y hacer graffitis. Hay que escupir la verdad escribiendo y difundiendo, hay que luchas y resistir. RESISTIR. Porque la mayoría una vez que logró un par de éxitos propios se olvida del ideal inicial, verdadero, y cierto.

MIentras haya una sola guerra sin terminar, no hay paz en el mundo. Mientras exista una sola persona que no puede comer ni tiene el "privilegio" de soñar, no hay justicia en el mundo. Mientras siga habiendo personas que todavía están hipnotizadas y no entienden que si no despiertan para hacerse valer nadie más va a venir a salvarlos (¿por qué el argentino necesita de un líder carismático para salir del letargo?) no hay manera de que la luche termine.

- Mamá, yo sólo sé que tengo que luchar, resistir, aguardar al momento en que pueda realmente hacer valer todo lo que pienso.
- Espero que los años te apaciguen un poco.
- Yo realmente espero que no.
- No quiero que sufras.
- Eso es inevitable.
- No, pero sufrir por todo eso es evitable.
- Claro, es evitable que yo sufra por mis ideales, pero es inevitable que la gente de la calle viva como vive, que no es vivir sino subsistir, que un sistema explote solo para redituar un grupo, eso sí... eso sí es inevitable. Qué injusto.
- La vida es injusta.
- La vida es un abzurdo. Es lo que uno hace de ella. Es el sentido que uno le de. Definitivamente, esto que estamos haciendo no le da sentido.
- Yo quiero que seas feliz y te cuides mucho.
- G me va a cuidar, G va a luchar conmigo.
- Ojalá él sepa guiarte y contenerte vos sos como... Una revolución.

Y nada me puso más contenta. Qué bonita palabra. Revolución. Qué malentendida está.
Revolución es nombre de mujer. Yo me visto de Revolución todos los días. La puta madre, cómo me duele tener que aguantarme y no poder estallar y de una liberar todo ese cataclismo de cambios que me encantaría generar... Lo cierto es que así no se hace. Entonces estudio, entonces enseño, entonces soporto y día a día miro más a la cara a la gente. No me olvido ni un sólo segundo de lo que quiero. No lo olvido. Ya voy a poder. Ya voy a llegar. Y no voy a estar sola cuando lo haga. Mientras estudio, doy lo mejor de mí, no voy a tolerar dar menos. Me entrego totalmente a lo que siento y a lo que creo. No me voy a olvidar, el olvido destruye el futuro, destruye la esperanza, y el ser humano es esperanza, la mujer es esperanza. La Revolución es Esperanza. Qué hermosa es.

Y nada de malinterpretar, que esto ya me pasó. Yo no digo, matemos a todo y traigamos la Rusia de 1917, por favor, no. Mi Revolución es a nivel conciencia, a nivel ideología, primero. Luego a nivel político. Luego a todo lo demás... Y todo esto se retroalimenta.

Yo no puedo aceptar menos que mi verdad. Está en mi sangre, y sino... Entonces no quiero vivir.



N.

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