“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

lunes, 6 de septiembre de 2010

Hermanas

Una cosa es querer volar y otra, arrojarse al vacío...
Qué blancas las nubes y el firmamento envolviéndolas.
El viento en la cara se siente tan bien, la Libertad es eso... Tener el viento en la cara y los cabellos despeinados y sentirse hermosa, sin miedo.

- Comprá cigarrilos y una coca.
- No, no te voy a comprar cigarrillos ¿Desde cuándo...?
- Desde nunca, pero de vez en cuando no hacen mal, Gisela
- Ya te dije, tenemos predisposición al alma.
- Ah... Tenés que hacer locuras, de eso se trata ser libre a veces.
- Bueno, hagamos locuras, al próximo chico que pase le hablo...
- Na...
- Bueno, es mejor éso que comprar cigarrillos...
- Sí, para vos...

Una plaza en la que atardece, será que el resto del mundo continúa en un crepúsculo perpetuo... Para nosotras ésa era la única plaza en el mundo en el que atardecía con un sol que no se dejaróa rodar por el Cielo hasta el horizonte perseguidor.
Tiene un rostro bonito, de nena, y eso que es más grande. Nos parecemos mucho en eso. Hablamos con las palabras de quienes han vivido y transitado avenidas, con dolores y tritezas que hacen más bonitas nuestras sonrisas. Y sé que ella es infinitamente más bella, porque también es más inocente. Y le duele, le duele mucho la vida porque no se resgina a que tan sólo sea eso... Ese eterno proyecto costumbrista, occidental y capitalista, por el que me oye vociferar ofensas y opiniones revolucionarias.

- Somos un acertijo que no tiene respuesta. Dios no existe y por ende estamos solos en el mundo. Todo lo que hagas no suscribe más parámetros que el tuyo, es decir, todo se libra a tu responsabilidad, lo que hagas bien y lo que no. Es hermoso y fatídico: porque sos libre de hacer lo que quieras y hagas lo que hagas pareciera que no sos libre. Siempre te dijeron que había un paraíso al final del recorrido, pero el final... ¿Dónde está?
- Yo pensé que el final estaba después de ocho años de carrera...
- ¿Y qué pasó?
- Y... me recibí y parece que todavía no hay frutos. No sé si tengo ganas de seguir peleándola.
- Sólo vale la pena cuando lo hacés con gusto y te sentís libre.
- No hay forma de sentirse libre, no te hacés una idea de cómo me aterra la manera en que todo lo encaran. Más me aterra que los demás ni se quejan.
- Porque se hicieron zombies, se dejaron adiestrar por el sistema, se olvidaron de sí mismos.
- Amén.
- No, amén no.
- jaja.

Nos reímos, caminamos y vamos imaginando lo que la gente piensa. Mirá, ésos dos son cornudos. Aquél de allá no tiene la más puta idea de qué hacer con su vida. No, boluda, mirá, se puede ser tan feo. La minita de allá es feliz, camina segura y no tiene apuros.

En esa suerte de dialéctica nos comprendemos. Caminamos por el corredor de cerca de casa y es genial respirar, y las vías del tren, el verde, los perros, la gente. Qué horrible pensar que todo eso puede desaparecer y ser reemplazado por una fábrica. Qué feo, por favor, hay que hacer algo.

- Al final, después de tantos quilombos, quién lo hubiera dicho... Terminamos por acá, y es bastante lindo.
- Sí, avatares de la vida.
- Sí.

Esos escapes son nuestra manera de encontrarnos.

- Che, te suena el celular.
- La puta madre, el mismo de siempre.
- Gisela y sus chongos...
- Vos, callate.
- ¿yo? ¿por qué? Estoy de novia yo.
- sí, bueno... Che, qué estará haciendo Nicolas Cage en este momento?
- Espero que portándose bien.
- jaja.


Qué lindo es verte sonriendo. Sólo para las entendidas.



N.


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