“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

lunes, 13 de septiembre de 2010



Y no te reíste cuando te dije que el Dandelión era mi flor favorita. Lo es, G, me gusta soplar esas semillas cubiertas de ese algodón que vuela, como las pestañas cuando despegan de los ojos. Recuerdo cómo sonreiste. Sonreíste y desviaste los ojos, como buscando en tu interior la manera adecuada de decir... qué nena sos, qué nena mía. Y yo quería eso mismo, pero por alguna razón todavía estaba mal decirlo (y lo gritabas, yo te escuché)

Atardecía, yo gesticulaba, vos en silencio y con la mirada perdida en el Horizonte. Ojos de pradera, ojos de lágrima roja, ojos surrealistas.

Caminando en medio de la calle, no pasaban autos, el tránsito interrumpido por la Norru Tina y tal vez... Tal vez siempre hubo algo más, lo entendí en un instante. Y ese algo más lo era todo, aquello que nos remontaba en cada instante a buscarnos desde lejos para tal vez acercarnos. Nunca hubo más distancia que del uno al dos y de la A a la B y del sí al No.

En el vagón de tren en el que nos mirábamos y ya no había más que eso. Sentada y vos parado a mi lado. Nada y todo. Todo y Nada. Vos y yo. Siempre hubo, siempre tuvo razón de ser. Nunca dejé de buscarte, de pronto entendí que te había encontrado, y aquello que llamaba búsqueda era en realidad armarme de valor y confesartelo. Te amo. Te amo mucho.

Recuerdo cuánto lloré esa mañana que desperté y sentí que mi mundo no era tal cosa porque en él no se te permitía estar. Si el mundo es así, no es un lugar para mí. Quise dejarlo todo, solamente arrojarme a la No Existencia, al devaneo constante, a la angustia, a los cortes. Pero entendí que así no iba a lograr tenerte. Tenía que llamarte. Necesitaba ocho horas consectuiva de tu voz con la mía entretejiéndose, en ese diorama hermoso, vorágine de recuerdos, choque de existencias, en ese caos multicolor de donde salió esta hermosura de ser. De donde saliste vos. Y lo mejor, Vos a mi lado.









1 comentario:

Gabo Rossini dijo...

Mi Dandelión precioso. Mi nena morocha inconmensurable.
Siempre tenía esa sensación: algún día la voy a tener conmigo; no sé si el mes que viene,no sé si en diez años, pero algún día le podré decir "Te amo, mi amor". Ese día llegó y es aún hoy que me cuesta creerlo.
Ese rumbo vertiginoso y aventurero que tomamos. Único, por cierto. Increíble, pasear por Norru Tina, volver nauseabunda la existencia de Gran Costumbre. En definitiva, romper con todo.
Te amo, y eso es inexplicable. quién diría que un ser pared, una piedra como yo tendría sentimientos...nadie lo creía. Vos creíste en mí, siempre lo hiciste. Desde la primera vez que me sonreiste supe que podía confiar en vos. Fué un instante, una escapatoria mirada furtiva que atravesamos dialécticamente. Vos ahí, apoyada sobre la mesa central. Yo, leyendo un libro sobre marxismo. Vos con tu guardapolvo, yo con mi campera canadiense (muy a lo Oliveira el tipo). Y busqué tu nombre, entre tantos otros. Fuiste y sos mi mejor amiga. Mi única y verdadera amiga. Mi confesora y mi confesión. Sos Todo.
Ese domingo lluvioso de julio...ese profesor de economía, ese abrigo negro, el policía federal, el boletero, la baranda de estación, nuestros labios...
Tus manos frías. Tus esbeltas piernas. Tus tiernos labios.
Nuestro infranqueable amor, te amo. No puedo hacer más que amarte y entregarte todo de mí. Ya no me controlo. Vos sos mi dueña. Me veo arrojado desde el Pont de Bella Vistá a nuestro Amor.
Eso, eso es Libertad. Te amo.

G.

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