“Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.”

jueves, 30 de julio de 2009

Lejania 2

Dejemos de intentar despedirnos, quizás no funciones, no con nosotros.
Estela y vos eran amigas en su época, y pensar que se parecen tan poco. Nunca compartieron más que rivalidades, y quizás esa disputa, ese amor contrariado por mí. No soy ególatra, y no lo digo con petulancia. Lo digo más con tristeza, porque no hubo nunca dos mujeres más destinadas a la felicidad que ustedes.
No puedo decir que no, no puedo decir lo que deseas que diga, lo que adorarías escuchar, y eso también me parte el alma… Tampoco puedo callar la verdad, la amo… Amo a Estela de una forma distinta pero no peor ni menos valerosa que la que destiné a tu amor…
Lucrecia, mi mejor amiga. Estela, mi mujer. Así lo veo y lo demás… deberá quedar guardado en uno de esos cofres cuyo destino no es más que la conciencia y el recuerdo lejano del ser… No puedo darte más, Lucrecia, pero cuando lo pude hacer lo hice… Sé que le dí mas a Estela, sé que fuiste la segunda en mi vida tal vez demasiado tiempo. Pero ahora todo es claro, y sigue siendo ella quien está conmigo. A Lucrecia, a mí Lucrecia, le dije adiós. No estoy seguro de que sigas siendo ella.
Te contaré que desde lejos, hiciste que me emocionara un poco.
Deseando apaciguar las tempestades que caracterizan tu ser, y más ahora tu horrible tristeza, te saludo.

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